sábado, 7 de junio de 2008

Tercera intervención: sábado de mayo en Barranco - 2007


Pedimos la llave del baño del Juanito, no sé como pude cambiarme allí
Rosana y yo nos encontramos en el Bar Juanito de Barranco, tomamos un café, yo ya estaba peinada y con el maquillaje casi terminado. Pedimos la llave, nso encerramos en el bañito. Tuve que subirme al water mientras Rosana me ayudaba a acomodarme el vestido, luego el maquillaje, los zapatos, el velo…me dio el bouquet y salí.
En el bar todos se sorprendieron, en una mesa había un grupo de hombres y mujeres, mientras ellos me miraban burlones, ellas intentaban no perder su atención, en otra mesa –mientras yo entregaba una de las bolsas- un chico le explicaba a otro, a propósito de mi, sobre las performances en Lima.
Quien se convirtió en el novio elegido de la noche fue ese moreno tan sonriente y saleroso que atiende el Juanito. Me dijo todas las cosas lindas que se pueden decir en palabras, gestos y sonrisas.


Mayo, mes de las novias
No sé de donde saqué esa idea, estoy casi segura que en algún lugar perdido en el tiempo he escuchado esa frase. En fin, Rosana me sugirió salir un día común pero con determinado significado. Así que escogí la luna creciente para salir, intentando crear un ritual: la novia sale cada sábado de luna creciente por distintos lugares de la ciudad. A pesar de que tengo mi calendario lunar para Lima, ese ritual no llegó a florecer.


Esta vez quisimos probar…¿Cómo sería salir con la novia en un día común y corriente?
EL Amor se recicla siempre se había presentado en fechas especiales. Esta vez quisimos probar. Así que con Rosana pensamos sacar a la novia un sábado por la tarde en Barranco (el sábado de luna creciente). Barranco es el distrito bohemio de Lima por excelencia, es un lugar precioso que conserva mucha de su arquitectura de fines del siglo XIX e inicios del XX, es un lugar con un aire de pasado, de pueblo, de tradición y de innovación muy interesante. Barranco queda frente al mar, está sobre el acantilado, allí quedan la Bajada de Baños, el Puente de los Suspiros, el Mirador de Barranco, entre otros tantos sitios que de, una manera u otra, siempre están mirando al mar…
En Barranco siempre ocurren cosas, se arman movidas de arte en la calle, ferias, intervenciones, hay varios colectivos de artistas; en fin siempre pasa algo. Pero nos dijimos, y si hacemos algo impredecible, un sábado a eso de las 6 de la tarde en el parque de Barranco, una hora en la que hay familias paseando, hora en que la gente sale de misa o hay pocos paseantes, una hora que todavía no se ha contagiado de la agitación del sábado por la noche. Entonces, escogimos el Bar Juanito como punto de salida…


Soledad en el trayecto
Fue un trayecto solitario, cuando me acercaba a las personas apenas me miraban, algunos rechazaron las bolsas, otros mostraban indiferencia. Me paraba junto a las parejas, les entregaba bolsas diciendo –úsela como quiera-, apenas me las recibían con una sonrisa intimidante. Algunos hombres me gritaban cosas desde lejos, cosas como: ¡loca! ¡te han dejado¡ ¡dónde está el novio! ¡estás buscando novio!
No estoy queriendo decir que antes no hubieran dicho estas cosas, sin embargo, esta vez, la soledad del recorrido, la ausencia de voces galantes, hizo que esas frases suenen más fuerte. Voces burlonas, escondidas, de hombres que las dicen al paso y desde lejos.
Algo especial fue la actitud de rechazo de algunas chicas jóvenes (de esas que dicen estar en edad casamentera), su indiferencia forzada era agresiva, sus miradas eran de molestia…sin embargo hay otras chicas vibrantes que se contagian de esto y salen felices llevando su bolsa.
Las señoras, las eternas señoras mayores, ellas se asumen mis protectoras, ellas sueñan a mi lado antiguos sueños, ellas se maravillan, me ven bonita, les gusta el vestido, quieren sacar el punto del tejido, ellas caminan a mi lado, se ríen conmigo, se sueltan por un instante del brazo de sus maridos y se vienen conmigo





Siempre aparece un novio, aunque tenga que andar en círculos
Atravesé el Puente de los Suspiros, posé en el puente algunos se acercaban, los que estaban a mi lado, haciendo fiesta eran los niños….¡mira mamá una novia de bolsas!...luego seguí rumbo al mirador, y terminé frente a la Ermita, en la antigua Iglesia de enorme fachada roja, allí di vueltas sola en el atrio de la iglesia, dibujando círculos de luz de vestido blanco de plástico, ya casi no había gente, cuando un hombre joven empezó a mirarme de cerca y a gritarme…¡qué quieres decir! Insistía, cada vez en un tono más alto y desafiante….luego se movió para verme desde otro ángulo y reírse, reírse a pierna suelta de lo que veía…. Paré, lo ví, me acerqué le entregué una bolsa… no paró de reírse, me fui…
Y, cuando subía la escalera para regresar al Parque, apareció un novio prodigioso, tomó una de las bolsas, me tomó del brazo y posó conmigo, me dijo que él era el novio. Y seguí…


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