Posé como una novia en su día soñado
En casa aguardaban mi llegada, el vestido estaba extendido en uno de los sofás de la sala, Fátima fue la encargada de maquillarme y vestirme, Angélica de tomar las fotos, Rossio de filmarme, Pilar fue quien me condujo en un decorado “Tomate” – el nombre de su escarabajo rojo- y Rosana nos esperaría en el jirón de
Antes de salir de casa, Angélica me tomó las fotos de rigor, posé como una novia en su día soñado, antes de emprender mi recorrido hasta cualquiera de mis altares.
La mano que me había tomado con firmeza, con delicadeza me dejó ir
El “tomate” se estacionó en la entrada del Jirón de
Un tipo me empezó a gritar -¡conchuda!- y a insultar y se calmo cuando le di una bolsita impresa, luego empecé a mirar y a sonreírle a las personas ofreciéndoles bolsitas, pero nadie me aceptaba, hasta que una mujer curiosa acepto y todos se abalanzaron hacia mi estirándome sus manos, suplicando por una bolsita, me empezaron a jalonear el vestido y casi me arranchan la canasta con las bolsitas. Y yo no dejaba de repartirlas diciendo: “Úsela como quiera”. La gente ni me escuchaba y menos leía lo que en la bolsa decía.
Las chicas me ayudaban cada vez que la gente se me amontonaba y abrían el paso para dejarme andar.
Casi no escuché los murmullos que se decían a mi lado, ni las frases que las personas gritaban cuando pasaba, solo captaba miradas, sentimientos, percibía sensaciones mientras mi velo de bolsa volaba al viento, y detrás mío venía un séquito en procesión, detrás de la novia reciclada, hecha de nudos y de bolsas, personas que solo la seguían.
Llevaba delante de mi una bolsita extendida donde se leía “el amor se recicla” (Rosana me indicó que la colocará a vista de todos), llevaba la frase a la altura de mi vientre y las mujeres se acercaban hasta mi ombligo para leerla, luego me pedían una bolsa y me acompañaban fieles en mi trayecto. Un grupo de niñas que venden caramelos en la calle se me acercó pidiendo bolsitas y se convirtieron en mis damas, llevaron solemnes el velo parte del camino y luego me pedían bolsas. Unos me ignoraban, otros sentían vergüenza ajena, el que menos no dejaba de ocultar su sorpresa, algunos se me acercaban y tocaban el vestido, indagando sobre su confección, también hubo los que me declararon su amor a gritos y los que especularon sobre lo que hacía.
Casi al final del jirón de
El jirón de
Llegué a
En el Virrey me detuve a ver a los novios, a los maniquíes vestidos con frac, mientras las personas pasaban por mi lado, intentando no verme y, por el contrario, otros hasta pedían que no me fuera para tomarme fotos.
Camino al Parque de
Me fui dejando mi velo flotar al viento, la gente me siguió aplaudiendo. Mi carroza, el “tomate” me esperaba para volver, volver a un lugar conocido pero diferente después de haberme atrevido a experimentar que puedo ser también una presencia.
Gracias a Rosana y Fátima, productora, maquilladora, consejeras, damas de compañía, cómplices, guardianas…. A Angélica, Rossio y Pilar (conductora del flamante “tomate”) por ser cómplices de esta primera aventura delirante, por decirle, gritarle cosas lindas a la novia.
2 comentarios:
estimada doncella teodora,
ver esas fotos me animan inmediatamente a mi tierra huaraz para que recorras sus calles y plazas.
te prepararé un rico papakashki que degustarás frente a nuestras majestuosas cumbres nevadas de las cuales emanan torrentes perpetuos (bueeno, ya no tanto...).
luego, con un poco de chichita en el estomago y en el alma, seguiremos nuestro recorrido. tu caminarás y yo registraré para las generaciones venideras tu recorrido.
eso si, lleva zapatos cómodos que aca las novias tienen que zapatear si o si.
Mis sinceros deseos,
El Picaflor Andino
hola!!
todo se ve muy bien por aca, la cosa es que dan ganas de mas fotos! y las de la plata!!! muchos abrazos!!!!!!
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